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VSFE en los jueves de Religión Digital

El jueves 23 de septiembre, Domingo Sugranyes Bickel participó en la XXVI edición de los jueves de Religión Digital. Un evento realizado por RD, en colaboración con el Banco de Sabadell, y con la ayuda técnica de Católicos en red. Hablaron sobre empresa y Tercer Sector.

RELIGIÓN DIGITAL. ¿Cuál es la relación entre el mundo empresarial y el solidario? ¿Qué pueden aportar las empresas a la labor que llevan a cabo las entidades del Tercer Sector y qué pueden aprender de ellas? ¿Son las empresas ‘entidades sin alma’ o, por el contrario, las mejores aliadas para la construcción de un mundo mejor? Los Jueves de RD regresaron el pasado 23 de septiembre tras el parón veraniego con el ambicioso reto de dar respuesta a estos y otros interrogantes.

¿Están las empresas y las entidades del Tercer Sector condenadas a entenderse? ¿Cómo deben trabajar juntas para construir un mundo mejor? Esta fue la primera pregunta que lanzó el moderador Jesús Bastante a María Eugenia Larregola, directora de Relaciones Institucionales y Comunicación de la Fundación Lealtad, evaluadora independiente de ONGs. “Cuando empezamos nuestra labor, las ONG eran más reacias a la colaboración con empresas, pero hoy es todo lo contrario”, aseguró Larreloga. “La duda de si tiene razón de ser la colaboración entre empresas y ONGs ya no tiene sentido. Ahora la pregunta es cómo hay que hacerlo. No hay ninguna duda de la importancia de la empresa como agente social”. 

Para las organizaciones no lucrativas, trabajar con ONGs tiene una serie de exigencias y ventajas. “Exigencias desde el punto de vista gestión documental, de políticas, de documentación, de gestión de proyectos y datos. Todo ello lleva a un mejor balance en cuanto a transparencia y gobernanza”, detalló Larregola.  

Perspectiva cristiana a la acción empresarial

Javier Fernández-Cid, presidente de ASE, una asociación privada movida por el afán de aplicar una perspectiva cristiana en la actividad empresarial, fue otro de los panelistas. “Además de los fines utilitaristas, existe la obligación moral de todos los católicos de llevar al campo empresarial la doctrina social de la Iglesia. Tenemos que acompañar a las personas para hacerles ver como en sus obligaciones está la de ser solidarias”, aseguró. 

“Toda empresa tiene un impacto social”, aseguró por su parte Domingo Sugranyes, presidente de VSF España. “Hay que aprender a medir ese impacto en todas sus vertientes, no solo financieras; y por otro lado, mejorarlo. En las empresas hay personas, desde directivos hasta empleados de base, que tienen ganas de que su empresa tenga una utilidad social, que en muchos casos ya existe, por supuesto, pero quieren mejorarlo, que se ponga de manifiesto, que se sepa que aportan algo positivo a la sociedad”, subrayó el representante de esta entidad internacional sin ánimo de lucro dedicada al estudio y promoción de la doctrina social de la Iglesia católica.

Que las empresas también se tienen que ocupar de que la sociedad funcione y que las comodidades caminen solas es algo de lo que está convencido Francesco Vanni d’Archirafi presidente de Euroclear, una compañía de servicios financieros basada en Bélgica. “Y si no lo hacen, es peor para todos”, enfatizó Vanni. “Como todos los procesos de management de las empresas, hay muchos factores y cambian en el tiempo. Creo que la emergencia sanitaria se está resolviendo más rápido de lo que se pensaba, pero aun no vemos la gran crisis social derivada de la pandemia”, advirtió el ejecutivo italiano. 

“Las empresas han de pensar no solo en dar utilidades a los accionistas, sino también a todos sus ecosistemas, que son muy complejos y hay nuevas maneras de mirarlos o medirlos, cosas bastante recientes que nos hemos dado cuenta que la batalla es muy grande y solo la podemos ganar todos juntos. Los valores de la empresa han de estar asociados con la Doctrina social de la Iglesia”, resumió Vanni, convencido de que la empresa debe ayudar a quienes tienen menos, quienes están en riesgo de exclusión. 

Con este fin, el presidente de Euroclear ve en la economía circular un aliado para paliar las necesidades urgentes del mundo de hoy, que se encuentran, asegura, a la vuelta de la esquina. “Todos somos responsables. La empresa, como consumidor de capital humano, tiene medios para focalizar la acción. Mucha gente está más expuesta a la marginación que antes del covid y hay que tener presente que la unión hace la fuerza”, zanjó. 

Para María Eugenia Larregola, recalcó que empresas y ONGs pueden aprender unas de las otras yque ambas organizaciones están formadas por personas. “Los jóvenes piden cada vez más que las empresas donde trabajan tengan una parte de acción social. Aprendizaje continuo para la empresa. Y el Tercer Sector ya está lleno de grandísimos profesionales que ayudarán a que así sea. Lo qué hay que profesionalizar es la gestión, y ahí es donde entra en juego la empresa y donde puede aportar más cosas desde el punto de vista de las obligaciones legales, procesos que las ong han de tener en marcha si quieren hacer frente a necesidades crecientes. Empresas y ONG tienen que tener un aprendizaje conjunto, ganas no faltan».

Aceleradora de proyectos sociales

Domingo Sugranyes, por su parte, hizo hincapié en la existencia de magníficos proyectos solidarios que pueden ser apadrinados por empresas para que estas ayuden a convertirlos en “algo mucho más potente”. Esa es la labor, precisamente, de VSF. “Además de las grandes, también hay muchas pequeñas y medianas empresas que quieren acercarse a proyectos eficaces que respondan a problemáticas socialesde gran urgencia”, apuntó Sugranyes, que hizo referencia a algunos ejemplos de colaboración entre empresas y ONGs apoyados por su entidad. “VSF ofrece una serie de posiblidades muy concretas para que las empresas sin proyectos sociales puedan apoyar algunos de los proyectos que proponemos y hacerlo con eficacia inmediata y con la posibilidad de medir sus resultados con transparencia”, remarcó.

Laarregola aseguró que está totalmente normalizado que las empresas participen de la vida social, si bien las aportaciones que estas pueden hacer no se limitan a lo económico. “La empresa puede aportar también a través del voluntariado, del conocimiento y de otros aspectos”, detalló. “El consumidor es cada vez más exigente, premia o castiga los comportamientos de las empresas. Como consumidores, queremos que las empresas cumplan con una serie de valores, queremos resultados tangibles. Las personas quieren estar orgullosas de sus empresas”, concluyó. 

“El capital humano de hoy quiere una empresa con alma, y si esa alma no tiene los valores del que decide lo que va a desarrollar en su carrera, pues se va a otro lado”, recalcó Vanni en la misma línea. “Hoy hay una transparencia brutal, las empresas tienen que hacer cosas que tengan retorno social y que se pueda medir el impacto. Si no te portas como la sociedad quiere, la sociedad comprará el producto de tu competidor, que tal vez tiene un alma que considera más acorde con sus valores. Si quieres éxito a largo plazo, tienes que estar muy alineado no solo con tus clientes sino también con los valores de la sociedad. La experiencia empresarial tiene que ayudar a las ONGs a pensar. Y en este sentido, veo un entusiasmo mucho mayor en el mundo empresarial de hoy que en el de hace 20 o 30 años”.

“Estamos ilusionados, hay mucho por hacer, es momento propicio para sumar energía a proyectos que ya estén en marcha”, resumió Javier Fernández-Cid. El presidente de ASE contó que se reunió recientemente con el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y le habló de lo difícil que es transmitir valores y humanismo cristianao en una sociedad laica. “Huya usted de las ideologías y céntrese en la antropología cristiana”, respondió el purpurado.